Guía para achuntarle entre tanta oferta de aguas
- Las diferencias están en los minerales que contienen y en su sabor. En ello, influye la geografía y el clima, igual que con el vino.
Por Francisca Orellana
¿Sabías que el té o café tiene un sabor mas ácido si lo preparas con agua de la llave en comparación a si lo haces con agua mineral? “El agua potable que usamos tiene más más sarro, cloro u otros minerales que alteran el sabor del té, del café y hasta del mate. Por eso, siempre es mejor tomarlos con agua mineral o filtrada”, cuenta Ángelo Ortiz, barista de la Universidad del Café de Illy.
Si hoy queremos comprar una botella de agua, hay toda una gama de líquidos premium: mineral, de lluvia, de glaciar, saborizada, con electrolitos, sin sodio, termal y muchas más. Marcelo Pino, sommelier y creador de la Guía del Agua, explica que ha catado más de 90 tipos y todas tienen un sabor y textura distinta. “Son igual que el vino, ningún cabernet sauvignon es igual al otro, lo que pasa es que uno no se da cuenta, y hay que darse el tiempo de probarlas y ver lo diferentes que son, hay algunas más sedosas o más viscosas al paladar”, afirma.
¿Hay alguna mejor que otra? No, dicen los especialistas. Solo que cada una tiene su sello que la hace distinta, pese a que tienen la misma base: H2O (dos moléculas de hidrógeno y una de oxígeno). “El H2O tiene la capacidad de contener otros elementos químicos disueltos en él, como sales minerales como calcio, magnesio, cloro, potasio, entre otros. Dependiendo de dónde se extraiga el agua va a variar la cantidad de esos minerales, haciendo que propiedades como el sabor también cambien”, explica Catalina Pardo-Roa, estudiante de Doctorado de la Facultad de Ciencias Biológicas de la U. Católica.
Lo mismo opina Marcelo Fuchs, gerente general de Hidratación (www.hidratacion.cl) y experto en purificación: “El marketing juega un papel fundamental porque no existe una más beneficiosa que otra, mientras sea natural y no contenga minerales en forma excesiva”.
La más natural
El agua mineral es extraída de pozos subterráneos, no tiene aditivos y como ventaja tiene que es naturalmente libre de microorganismos, porque no ha estado en la superficie ni ha sido contaminada, dice Susan Bueno, docente de Ciencias Biológicas de la U. Católica e investigadora del Instituto Milenio en Inmunología e Inmunoterapia. “A diferencia del agua de ríos o la que se distribuye por grifería, el agua mineral no ha sido modificada por el hombre”, afirma.
En cuanto a las aguas de glaciar, Catalina Pardo-Roa, explica que tienen un contenido más bajo de minerales que las aguas extraídas de la tierra. “Podría decirse que es un agua más pura porque tiene menos sales”, destaca. En cambio, las de origen termal tienen más contenido de azufre y fósforo. “No toda agua termal es apta para consumo humano, puesto que el exceso de azufre se considera tóxico. Por eso, es mejor comprarla, ya que se hacen análisis químicos y microbiológicos para asegurar que no tengan minerales o microorganismos que llegasen a ser tóxicos”, asevera Susan Bueno.
Las aguas son tan sensible que, por ejemplo, las texturas de las aguas termales varían según la cantidad de lluvia que hubo o las temperaturas. “Eso las hace distintas entre sí, por ejemplo, el agua termal Puyehue tiene una mayor viscosidad en boca, es bien suave, mientras que la Jahuel es más fresca, como más herbácea”, dice Marcelo Pino.
Las del cielo
También están las aguas que vienen de las lluvias. Fuchs, de Hidratacion.cl, cuenta que éstas atrapan el polvo en suspensión y gases presentes en la atmosfera. “Sin embargo, al embotellarla, se asegura que no presenten indicadores dañinos”, explica.
También hay las de nubes con electrolitos adicionados, que son sales y compuestos iónicos que ayudan a las células a mover músculo y mantenernos hidratados, explica Florencia Tevy, investigadora del centro de genómica y bioinformática de la U. Mayor. Susan Bueno agrega que estas aguas entregan estos minerales al organismo, pero que no es un producto recomendado para todo el mundo. “Es aconsejable tomarla cuando se hace deporte o se está deshidratado, ya que el exceso de sales también puede ser perjudicial”, advierte.
Las saborizadas:
La única diferencia de las aguas con sabor es que saben, aunque muchas de ellas tienen altas cantidades de azúcar y sodio, dice Florencia Tevy, investigadora del centro de genómica y bioinformática de la U. Mayor. “Muchas personas dejan de tomar bebida y la cambian por aguas saborizadas, pero sucede que la ingesta alta de azúcares y sodio persiste. Numerosos estudios relacionan la alta ingesta de azúcares y sodio con enfermedades como la obesidad y diabetes tipo dos”, afirma.
Fuente: Revista M, LUN.