¿Por qué es mala la fructosa?
La fructosa es uno de los ingredientes que compone el edulcorante de mayor uso en la actualidad, el azúcar de mesa, y también proporciona de forma natural la dulzura a las frutas.
Sin embargo, hoy marcaremos una diferencia clara entre la fructosa del azúcar y la de las frutas. Conoceremos por qué la fructosa contenida en el azúcar procesada es altamente perjudicial y por qué la de la fruta no lo es.
Aprende los peligros de la fructosa
La fructosa es una forma de azúcar encontrada en las frutas, las verduras, la miel y en el edulcorante utilizado en las mermeladas, jugos, salsas, refrescos y bebidas.
El cuerpo no tiene ninguna necesidad fisiológica para consumir fructosa, de hecho, nuestro organismo es incapaz de producirla y solamente un órgano es capaz de metabolizarla: “el hígado”.
Por este motivo, al ingerir fructosa en cantidades pequeñas, el hígado la descompone en glucógeno que es utilizado como reserva de energía.
Este es el caso de las frutas: contienen una pequeñísima cantidad de fructosa, por lo que su consumo no presenta ningún problema para la salud. Además, la fibra presente en las frutas también minimiza sus efectos.
Por el contrario, si la fructosa es consumida en grandes cantidades, el hígado comienza a saturarse y en vez de transformar la fructosa en glucógeno, la transforma en grasa que se acumula en nuestro cuerpo, ocasionando distintos problemas de salud:
- Mayor riesgo de diabetes, cáncer y obesidad.
- Incremento de colesterol.
- Resistencia a la insulina.
¿Es lo mismo fructosa que glucosa?
La glucosa es una forma de azúcar que puede ser encontrada en almidones y en cada célula de todos los seres vivos.
Es necesaria fisiológicamente, ya que constituye nuestra primera fuente de energía, y cada célula de nuestro cuerpo tiene la capacidad de metabolizarla. La glucosa se mueve libremente por la sangre y llega a las células por medio de la insulina, hormona que se encarga al mismo tiempo de los niveles de glucosa en la sangre.
Junto a la fructosa, la glucosa forma parte de los edulcorantes más utilizados en el presente: la sacarosa o azúcar de mesa y el jarabe de maíz.
Peligros de la fructosa
- Aumenta la resistencia a la insulina
Así como se ha mencionado con anterioridad, el consumo de fructosa de forma excesiva provoca una saturación del hígado que resulta en la transformación de fructosa en grasa, que luego es acumulada en el hígado produciendo:
- La aparición de resistencia hepática a la insulina.
- Una disminución de la sensibilidad a la insulina.
- Un incremento de los triglicéridos.
La resistencia a la insulina es la incapacidad de la hormona de la insulina de transportar la glucosa a las células.
En consecuencia, la glucosa se mantiene en el torrente sanguíneo y genera un exceso de segregación de insulina para intentar regular la presencia de glucosa en la sangre.
Esta situación incrementa el riesgo de enfermedades cardíacas, síndrome metabólico, obesidad, y diabetes.
- Aumenta la resistencia a la leptina
Tener elevados niveles de insulina podría influir de forma negativa en la producción de leptina, hormona que se encarga de informar al cerebro que las reservas de grasas se encuentran plenas y que no se necesita seguir consumiendo calorías, y viceversa.
Si la leptina no funciona de forma correcta, no habrá mecanismo que regule el peso corporal, y se incrementará el riesgo de padecer obesidad.
El aumento de los triglicéridos también puede impedir la acción de la leptina.
- Incrementa el riesgo de hígado graso
La saturación del hígado que es causada por consumir de forma excesiva fructosa, podría originar la enfermedad de hígado graso, que se conoce también como esteatosis hepática.
La fructosa convertida en grasas, en vez de glucógeno, es acumulada en el hígado formando grandes depósitos de grasas, que en el largo plazo, ocasionan esta enfermedad.
- Incrementa el riesgo de diabetes, obesidad y enfermedades cardíacas
Cuando la resistencia a la insulina y la leptina son factores de riesgo de multitud enfermedades.
El exceso de glucosa en sangre aumenta el riesgo de diabetes, el mal funcionamiento de la hormona leptina aumenta el riesgo de obesidad y los niveles elevados de triglicéridos y grasa aumentan el riesgo de enfermedades cardíacas.
Nota: Solo la fructosa que se añade artificialmente a los alimentos causa riesgos para la salud. La fructosa de las verduras y frutas no es peligrosa.
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