¡Cuidado con la sal! Opta por alimentos frescos en vez de procesados
Una investigación realizada por la ONG Acción Mundial sobre la Sal y la Salud determinó que las cadenas de comida rápida varían la cantidad de sal de sus comidas según el país en el que estén. En Chile, por ejemplo, un nugget de pollo tiene casi la mitad de sal que el nugget que venden en Turquía, pero mucho más que el de Reino Unido.
Esta información deja en evidencia que siempre es posible reducir la sal en los productos y alimentos y al mismo tiempo hace recordar los efectos negativos que tiene el consumo excesivo de sal en las personas. La nutricionista de Clínica Vespucio, Patricia Torres, asegura que “actualmente el consumo de sal en el país es alarmante”. La especialista explica que la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es de 5 gramos al día y que en Chile esta cifra se duplica.
Patricia Torres afirma que “la sal que consumimos está compuesta por dos micronutrientes, el sodio y el cloro, y que al que más debemos poner énfasis es al sodio, el cual es necesario para las funciones biológicas de nuestro cuerpo pero en exceso provoca eventos adversos como el aumento de la presión sanguínea”.
La cardióloga de Vida Integra, María Victoria Hernández, también es enfática al hablar de este tema. “El consumo excesivo de sal es una de las principales causas de hipertensión en la población, de hecho, el 30% de los casos de hipertensión son atribuibles a una ingesta de sal mayor a los valores diarios recomendados por la comunidad científica internacional”. Y agrega que “esta condición constituye, a su vez, el principal factor de riesgo de enfermedades no transmisibles como el infarto, los accidentes cerebrovasculares y las enfermedades renales”.
¿Qué alimentos preferir?
La doctora Hernández explica que hoy la mayor parte de las dietas contiene un exceso de sal. “Su mayor proporción ya viene agregada a los alimentos antes que estos se sirvan en la mesa (dos terceras partes). No se trata sólo de la carne aliñada o el pescado salado y ahumado, sino también alimentos comunes como el pan, los cereales del desayuno, los queques, las galletas, el queso, el yogurt, las sopas en polvo y las salsas, todos los cuales contiene un alto contenido”. Sin embargo, es posible elegir aquellos que tienen una menor cantidad de sal con el objetivo de tener una dieta más sana. El consejo de la especialista es:
- Paso 1, Identificar la sal: Los alimentos naturales como verduras, productos lácteos, carne y mariscos, tienen sodio pero no en grandes cantidades, por ejemplo una taza de leche descremada tiene solo 100 mg de sodio. En la otra vereda están los alimentos procesados, gran parte de ellos se exceden en la cantidad de sodio. Los más salados por lejos son los fiambres y embutidos, snacks, caldos y sopas deshidratadas, alimentos pre elaborados congelados o deshidratados, conservas y enlatados.
- Paso 2, Determinar la concentración de sodio: Una práctica que deberíamos incorporar es mirar la cantidad de sal en la tabla nutricional. ¿En qué fijarse? En las etiquetas los primeros ingredientes son los que vienen en mayor concentración, por eso evitar aquellos donde se destaque la sal, glutamato monosódico, bicarbonato de sodio, levadura en polvo, fosfato disódico, alginato de sodio, citrato de sodio y nitrito de sodio. Como referencia el sodio no debería ser mayor a 150 mg por porción.
Lo podemos lograr
La nutricionista entrega algunos consejos para reducir el consumo de sal.
- Elegir alimentos frescos en vez de procesados.
- Cocinar sin sal y agregarla después de preparados los alimentos.
- Probar la comida antes de agregar más sal.
- Aliñar con otros condimentos naturales.
- Evitar comida chatarra.
- Sacar el salero de las mesas.
Fuente: Revista Mujer
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