La era del «mindful eating»: la alimentación basada en el comer conscientes
- Hoy en día los equipos de cirugía bariátrica, así como el público en general, esta reconociendo la relevancia de una innovadora técnica para trabajar los aspectos psicológicos involucrados en el proceso de alimentación. Se llama “mindful eating”, traducido como “comer conscientes” o la alimentación basada en atención plena (mindfulness).
¿Sabías que según un estudio conducido por la unidad de nutrición del Departamento de Cirugía del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, si bien la cirugía para la obesidad ha probado ser el tratamiento más efectivo para el exceso de peso, ninguna operación asegura mantener el peso reducido?
Según el estudio uno de los factores principales en la reganancia de peso es la pérdida del control de la alimentación: la ingestión de alimentos por ansiedad o en relación a estímulos emocionales. En otras palabras, son los factores psicológicos y no quirúrgicos los que permiten mejorar la regulación del peso, por ello este requiere afrontar todos los factores involucrados de manera interdisciplinaria.
Hoy en día los equipos de cirugía bariátrica, así como el público en general, esta reconociendo la relevancia de una innovadora técnica para trabajar los aspectos psicológicos involucrados en el proceso de alimentación. Este innovador enfoque se llama “mindful eating”, traducido como “comer conscientes” o la alimentación basada en atención plena (mindfulness). Hasta el día de hoy no existían en nuestro país programas de intervención profundos basados en esta técnica para apoyar a una alimentación más saludable.
Pamela Maercovich, psicóloga, especialista en mindful eating y desarrolladora del MBCE “Programa de Alimentación Consciente Basado en Mindfulness” señala que hoy en día esta creciendo la popularidad e interés en mindful eating debido a la aparición de múltiples investigaciones que demuestran la efectividad de los enfoques basados en mindfulness para manejar desordenes alimenticios, pérdidas de peso y la construcción de hábitos alimentarios más saludables.
Según la psicóloga, una Investigación del año 2014 conducida por los departamentos de ciencias conductuales del Centro Médico de la Universidad de Rush y la Universidad de Bellarmine en Estados Unidos, realizaron una revisión sistemática de investigaciones basadas en ésta técnica para intervenir la alimentación emocional, trastorno por atracón y pérdida de peso, generando como resultado que la práctica de mindfulness disminuye los atracones y la alimentación emocional, en comparación con las intervenciones centradas en las dietas y grupos de control.
La autora señala que esto se debe a la relación existente entre lo que sentimos y lo que comemos… Cuando nos sentimos “mal”, compensamos eligiendo alimentos que nos generan bienestar en el corto plazo. La estimulación placentera del paladar, representa nuestra búsqueda de mantener un equilibrio entre el nivel de emociones positivas y negativas que tenemos.
Esta «hambre emocional» genera daños en la salud en el largo plazo, insatisfacción con la autoimagen y representa una falta de amor a uno mismo. Por ende, el primer paso hacia una alimentación más saludable es comenzar por realizar una práctica para aprender a estar presente en el proceso de la alimentación, volcar los cinco sentidos en la alimentación, cultivar el estado mental al comer para saborear, reconocer cuanta cantidad y cuales son los mejores alimentos para uno, así como trabajar el hambre emocional, aceptando las emociones poco placenteras, aprendiendo a convivir con ellas sin sobreidentificación (teniendo pena, no que la pena lo tenga a uno, aceptando y observando con atención plena o mindfulness).
Esto no sólo humaniza, disminuye la emoción poco placentera, permite aceptar la realidad tal como es, el impulso a comer sin control y aumenta la autorregulación en la alimentación, sino que también permite autoconocerse y tomar una acción comprometida según lo que para uno es importante (valores personales) respecto al tema que genera esa emoción. Si se siente falta de amor, permite buscar compañía en un ser querido, llamar por teléfono, agendar un encuentro con alguien «nutritivo». Por el contrario, si se tapa la soledad por ejemplo con chocolate, después de que pasa el efecto placentero, se vuelve a estar aislado y a exponerse a que vuelva a pasar la misma desregulación. Ya que somos seres integrales: mente, cuerpo, emoción y alma: sistemas homeostáticos interdependientes que buscamos amor, seguridad y aceptación…todo es más simple de lo que nos han transmitido, cada uno tiene el poder de reconectarse para sanarse y sanar a otros, a través de algo tan sencillo como comer.
Según la psicóloga, además de cultivar el estado mental de atención en el proceso de alimentación, también se requiere tener a la mano opciones saludables como alternativas para consumir cuando se sientan los deseos de consumir los alimentos “hedonistas” que generan bienestar en el corto plazo pero problemas a la salud en el largo plazo. Esto requiere el aprender recetas y preparaciones saludables para acceder, en vez de entrar en ciclos de “celibatos” alimenticios, que actúen como una prevención en la caída a estados de restricción y sufrimiento psicológico como sucede con las dietas, que luego se transforman en recaídas y frustraciones. Es necesario reaprender cómo comer, establecer una relación positiva con el alimento y construir estilos de vida saludables que duren para toda la vida, en vez de dietas que se inician y tienen una fecha de expiración predeterminada.
Fuente: El Mostrador
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