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¿Pote de vidrio o de plástico? Cuál es mejor para guardar los alimentos

  • Especialistas en bacterias dicen que el vidrio es más inocuo y se puede reutilizar las veces que sea necesario. El de plástico, hay que estar alerta a los rasguños y si son libres de BPA.

Por Francisca Orellana

Los potes para guardar comida son una verdadera mina de oro en las casas a la hora de necesitar un recipiente para guardar alimentos. Son accesorios fundamentales en cualquier cocina y puede causar más de alguna discusión si es que se llega a perder uno. Como tal, cualquier recipiente que tenga tapa sirve. Si bien hay de diversos tipos y especializados para ese fin – como los de plástico, de vidrio y hasta de acero, – también entran a la pelea los envases de helado y hasta de margarina. ¿Cuál es el mejor usar?

Todo depende, dicen los especialistas, porque la funcionalidad de cada uno va a depender de qué quiere hacer con el alimento. No todos sirven para meterlos al congelador, al refrigerador, para calentar o para contener alimentos por un tiempo, como por ejemplo los potes de margarina o helados, que se suelen reutilizar para estos fines, pero el problema es que sólo sirven para ser usados en ambientes fríos y van perdiendo sus condiciones a medida que pasa el tiempo.

“Están diseñados para contener alimentos en frío. Por ende, no habría mayores problemas de utilizarlos con este fin”, dice la microbióloga y directora de la Escuela de Biotecnología e investigadora del Centro de Genómica y Bioinformática de la Universidad Mayor, Doctora Annette Trombert.

El problema surge cuando se ocupan para llevar comida al trabajo o al colegio o para almacenar alimentos a temperatura ambiente o por mucho tiempo.

“Si bien estos tipos de envases están fabricados para resistir refrigeración, por lo que soportan bajas temperaturas, hay que tener en cuenta el tipo de alimento que se desea guardar. Una vez abierto el envase por primera vez, ya no queda tan sellado y la duración de la comida no será como lo es el de una mantequilla porque ya entró oxigeno y perdió su cierre hermético. De esta manera, el alimento ya no tiene protección contra la entrada de humedad, la cual destruye la textura crujiente de la comida y la entrada de oxígeno, que puede oxidar los lípidos y causar rancidez. Si queremos que un alimento tenga mayor vida útil, hay que buscar potes que tengan una  mayor defensa”, afirma la Doctora en Química Valeria Villalobos, investigadora del Instituto de Ciencias Químicas Aplicadas de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma.

¿Y si usamos el pote de margarina para llevar la comida trabajo?

Generalmente los trayectos al trabajo son cortos, y no influye mucho, pero está el tema a la resistencia al calor. Si hay mucha temperatura, la comida se va a descomponer más fácilmente a si se usa un pote de plástico o de vidrio, por eso hay que ver las condiciones al cual está sometido.

-¿Entonces mejor no reutilizarlos?

Es que mientras el material no haya sido sometido a un estrés que lo dañe y que genere contaminación u hongos, no habría problemas en usarlos en ambientes de frío.

Cuidado con los rayones

“Un buen contenedor de comida además de retrasar la oxidación del alimento, prevenir el ataque de microbios, evitar la humedad y la emisión de aromas, debe resguardar la seguridad alimentaria”, afirma Villalobos, que usa únicamente potes de vidrio. “Si bien son más caros y pesados, pesan más cuando los llevo al trabajo, son más inocuos, y no se deforman con el calor por lo que no tengo que estarlos cambiando cada cierto tiempo”, comenta. Coincide Trombert: “los focos infecciosos no suceden con los pocillos de vidrio. Es seguro para almacenar tanto comida fría como caliente y se pueden re usar las veces que sea necesario”.

Los potes de plástico son útiles, pero hay que tener dos resguardos importantes. El primero son los rayones, si los tiene es mejor renovarlo y cambiarlo por otro. “Cada vez que se lava un pocillo plástico (de la naturaleza que sea) se observan rasmilladuras, arañazos o diferentes daños que lo ocasionan los implementos de limpieza como la esponja o virutilla (o los cubiertos). Estos rasguños son potenciales focos de contaminación, con el tiempo, los microorganismos patógenos pueden acumularse”, afirma Trombert.

Karen Fuentes, Directora de la carrera de  Prevención de Riesgos de Duoc UC, sede Alameda, acota que al tener una superficie porosa, hace que el contenido se despliegue por lo poros y se transfieren a sabores a las comidas”.

Debe también ser libres de BPA, un compuesto que se utiliza como aditivo al plástico y que varios estudios científicos han afirmado que, con el tiempo y expuesto al calor, se va liberando a los alimentos y puede ser tóxico para el ser humano. “Es un impacto paulatino, se nota en las botellas de agua mineral por ejemplo. Si se deja en el auto a altas temperaturas, al tomarla, el agua cambió de sabor por eso”, comenta Villalobos.

Por otro lado, Trombert recomienda calentar los pocillos solamente si tienen declarado explícitamente que son apto para ello: “debe salir en el etiquetado. Pero se recomienda utilizar los pocillos de plástico sólo para almacenar alimentos en frío y después traspasar su contenido a una olla para calentar en la cocina o recipiente de vidrio para calentar en microondas”.

Ojo con la tapa

Si bien está la mala costumbre de usar el mismo pote para todo, lo cierto es que hay contenedores para todos los fines. La gerente de Thermos, Josefina Vial, dice que, por ejemplo, tienen la gama con acero inoxidable: “Es un material noble, totalmente inocuo y de larga vida útil, pero no se puede meter al microondas”.

También está la Freezer, que es para congelar, la Day to Day los cuales son herméticos o Tritan, material con parecido al vidrio, que es “menos poroso por lo que no se mancha, no toma olores y es más resistente al rayado”, afirma.

Diego Díaz, Marketing Manager, Tefal Chile, dice que es importante elegir de acuerdo a la necesidad porque así se evitan la formación de hongos, sobre todo si son 100% herméticos. Pero pone énfasis sobre todo en la tapa.

“En el caso del microondas, siempre deben usarse sin la tapa o bien, verificar que tenga un sistema para soportar el calor de un microondas, como, por ejemplo, una válvula que deja salir el vapor, la cual debe abrirse antes de usarlo”, afirma.

De hecho, muchas tapas no son resistentes al calor pese a que el contenedor mismo si lo es. “La mayoría de las tapas no soportan las altas temperaturas, por eso se deforman o degradan cuando se exponen al calor”, comenta Fuentes, de Duoc UC, sede Alameda.

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